
Más
tarde, cuando me empezaron atraer los hombres, seguía el patrón,
Ser la mejor para complacer. Ser perfecta. Ser la hostia. Para él.
porqué él también jugaba a ese juego.
En
principio me decía:” Eres preciosa. Te adoro. Te amo. Eres una
diosa. Eres demasiada mujer para mí.” Con el tiempo, esto se
convirtió en otra cosa. Me decía:””Tienes que ser perfecta para
merecer mi amor.” Por supuesto, no así, con esas palabras, sino a
través de indirectas: “ Porqué no eres más sociable? Porque eres
tan radical? Porqé no vistes más conservadora? Porque no eres como
TODAS LAS DEMÁS mujeres que tienen ganas de follar todos los días?“
Ya
empezaba a ser DEMASIADO o NO LO SUFICIENTEMENTE algo. Demasiado
colorida, Poco sociable. Poco seductora. Demasiado sociable.
Demasiado radical, demasiado ecologista, demasiado recicladora, poco
amable, demasiado egoísta..... Y yo intentaba complacerle. Hacer
más. Hacer menos. Complacer. Ser perfecta para merecer amor. Dar más
de lo que recibía.
Ya
no quedaba con mis amigas, porque él me dijo: “Tus amigas son
chungas.” No estaba de acuerdo, pero prefería estar con él. Me
sentía culpable por dedicarle tiempo a cosas que me gustaba hacer, a
proyectos, porqué me dijo: “Esos proyectos tuyos de voluntaria son
una mierda, se están aprovechando de ti. Tu trabajo es una mierda”
Así que intenté a dar aún más. Complacer. Esforzarme para ser
perfecta. Para él. Pero nunca era suficiente. Yo le pedía que
cambiase algunas actitudes que tenía hacia mí, él me exigía que
cambiase toda. Hasta que enfermé y me di cuenta, que cosas te pueden
pasar física e psiquicamente cuando una se acelera demasiado,
intenta hacerlo todo, complacer, ser perfecta, complacer, ser
perfecta, para merecer el amor. Ni siquiera me creía cuando me
quejaba de los síntomas. Hasta me decía: “Eso solo está en tu
cabeza.” Cuando me dijo: ”Me importas una mierda.”, casi le
agradecí su sinceridad. Me hizo más fácil dejarlo.
Con
el siguiente era muy bonito al principio. Hasta me llevó en brazos,
como a una princesa. Pero cuando quería quedar con amigos del sexo
opuesto, o tenía opiniones distintas de las suyas, o criticaba algo
de su comportamiento, se desataba el infierno. Desgraciadamente le di
varias oportunidades, era muy listo y sabía convencerme, que todo
estaba en mi cabeza, solo eran paranoias mías. Fue él que cortó
nuestra relación por tercera vez. Ahí ya hice valer mi orgullo por
encima del amor y dejé de hablarle. Acabó mandándome 500 whatsapp
en cuatro días y cuándo le bloqueé, aún me mandó unos 200
mensajes de texto. Hasta llegó a mandar un correo al sitio donde
trabajaba y acusarme de ladrona y mentirosa. Dijo“Te voy a
envenenar el agua de tu casa. Ya estás follando con el otro? Eres
una egoísta, eres una zorra, te odio. T E O D I O”
Me
quería morir. Morir de verdad. Consiguió meterse en mi cabeza y
envenenarme desde dentro. Ya fui yo misma que me empecé a decir esas
cosas. Que soy egoísta, realmente mala persona. Hipócrita, y
egoísta. Llegué a creerme, aunque fueron pocos días, que mi vida
no tiene sentido, porque soy una farsante. Sólo finjo interés por
los demás, miento a todos de mi alrededor, finjo que soy una persona
normal, pero en realidad estoy podrida. Me hundí en el hoyo más
profundo.
Gracias
a lo Divino tengo mucha gente que me conoce y me quiere a pesar de
ello. Con la ayuda de mi familia y amigos conseguí salir de ese pozo
negro y no creerme todo lo que él quería quemarme en mi cerebro
para castrarme para el resto de mi vida. El asunto tuvo que terminar
con una denuncia por acoso y orden de alojamiento por parte de la
justicia, sólo así me dejó en paz.
La
siguiente historia, el siguiente hombre. Amor para toda la vida.
Ambos queríamos tener una relación sana, hablábamos mucho sobre
como hacer las cosas entre nosotros. Muy bonito. Pero poco a poco, se
iba disparando mi alarma que indicaba detectar celos, posesividad,
intentos de dominación. Me dijo:” NO me gusta que vayas a bailar.
No me gusta que bailes con otros hombres. No me siento cómodo que
pases tiempo a solas con tu amigo. Estas carreteras son peligrosas,
no deberías andar de noche. Normalmente, tardas hacer este viaje una
hora, esta vez fue una hora y media...donde estabas? Volviste a
hablar con el chico que conociste el otro dia? A donde vas? Que vas
a hacer? Con quien vas a estar? Ui, mucho giras por ahi...” Esta
vez me rebelaba desde principio. Intentaba parar cada cosa en su
inicio, con cada trocito, que me quería quitar de mi libertad, yo
empezaba a gritar y patalear, metafóricamente hablado. Me dijo:”
Estás loca. Eres egoísta. Eres mala.”
Mala.
Me llamas mala porque no te quiero de la manera que a ti te gustaría.
Exiges amor incondicional, pero con la exigencia matas cualquier
posibilidad de que ese amor sea libre e incondicional. Esperas, que
adivine tus necesidades, y las satisfaga todas. Mala, porque con mi
libertad te sientes inseguro. Mala, porque no te admiro por cada
cosa, que hagas o digas como a un dios. Mala, porque me gusta reír y
bailar con otras personas que no son tu. Mala, porque no soy
exclusivamente tuya, a tu disposición a la hora que sea, de la
manera que sea. Mala, porque no te chupo la polla encantada cada
mañana. Mala y egoísta, porque pongo mis necesidades antes que las
tuyas. Debería sacrificarme y hacer todo para complacerte. Trabajar
más horas por menos sueldo, criar los hijos, mantener la casa
impoluta, cocinar de puta madre, pero no engordar, mantenerme en
forma al estilo Scarlett Johannson, ser lo suficientemente puta para
tí, pero para nadie más, debería debería debería.
Para.
Para hermana. Deja de sufrir, deja de machacarte, deja de repetir
patrones y elegir el mismo tipo de hombre engreído, narcisista e
inseguro, que va de sabalotodo. Deja de esperar el príncipe azul. No
existen hombres perfectos, igual que no existen mujeres perfectas.
Sólo existen personas, que están dispuestas a trabajar sus sombras
y evolucionar y las que no. Aléjate de las segundas. Tu felicidad no
depende del otro. Tu libertad no depende del otro. El ser amada no
depende del otro. Amate. Sé libre. Amate.
25/11
Medzinárodný deň pre odstránenie násilia páchaného na ženách
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