Todo
empezó cuándo aún era niña. Mi padre me dijo: ”Tienes que ser
perfecta para merecer mi amor.” Por supuesto, nunca me lo dijo así
directamente, ni siquiera con palabras. Mi padre no habla mucho. Era
el mensaje, que dejó, tal vez inconscientemente, intuir entre los
silencios, a través de los cuáles se expresaba.